Es muy sencillo: se toma...

Una vez llevada a cabo la descripción, llega el momento de enseñar a realizar la acción anunciada en el título; en esta segunda parte del texto, el narrador va a seguir un orden lógico, causal, para detallar las explicaciones, como corresponde a un texto e estas características, y va a emplear formas verbales donde abundan las construcciones impersonales con se -se suben, se recoge, cuídese...- Va a ser aquí donde, una vez los lectores ya han aceptado como normal lo absurdo de la situación, los efectos humorísticos se encadenarán y desencadenarán. Estos pueden proceder tanto de las recomendaciones sorprendentes -se deben subir las escaleras de frente, no hacia atrás o de costado pues ello es incómodo- como de las descripciones detalladas de esa parte que para abreviar llamaremos pie; la definición que el propio texto genera de pie es digna de figurar en cualquier diccionario del disparate: parte del cuerpo situada a la derecha abajo, envuelta casi siempre en cuero o gamuza, y que salvo excepciones cabe exactamente en el escalón. No obstante ello, Cortázar va más allá y exprime al máximo las posibilidades humorísticas de la situación. Así, la capacidad autoparódica del texto es extrema pues, una vez se ha aceptado esa definición de pie, el mismo texto genera ambigüedades al mostrarse esa formulación como insuficiente para describir la acción de subir la escalera. La recomendación final del párrafo -cuídese especialmente de no levantar al mismo tiempo el pie y el pie- resume casi en forma de humorístico epifonema el tono del texto.

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